El agua es, sin duda, el recurso más valioso que tenemos. No solo es esencial para la naturaleza, sino que también para nosotros.
A veces damos por sentado que simplemente abrimos el grifo y ahí está, pero ¿realmente nos detenemos a pensar en la calidad de lo que estamos bebiendo?

Somos agua
Nuestro cuerpo necesita agua para prácticamente todo: para digerir los alimentos, para regular la temperatura, para mantenernos alerta, para que nuestra piel luzca bien…
Pero no se trata solo de beber agua, sino de asegurarnos de que sea agua pura, libre de contaminantes que puedan afectar A nuestra salud.
Uno de los grandes problemas de los últimos años es la presencia de microplásticos y sales en el agua potable. Cada vez más estudios muestran que estamos ingiriendo pequeñas partículas de plástico sin darnos cuenta. Estas provienen de los residuos que terminan en ríos y océanos, de envases que usamos todos los días y hasta de la ropa sintética que lavamos.
Aunque son invisibles a simple vista, pueden tener un impacto en nuestro organismo a largo plazo.
Filtrar bien el agua que bebemos, reduciendo el uso de plásticos y minerales disueltos en el agua es fundamental para nuestra salud
¿qué podemos hacer?
Para empezar, es importante filtrar bien el agua que bebemos, reducir el uso de plásticos y ser más conscientes del impacto que tenemos en el medio ambiente.
Pequeños cambios, como elegir botellas reutilizables de vidrio en lugar de las de un solo uso, pueden marcar la diferencia.
Cuidar el agua es cuidarnos a nosotros mismos. No podemos darnos el lujo de seguir contaminando ni de ignorar su importancia. Cada día, cada gota cuenta, y la forma en que la usemos hoy definirá el futuro de nuestro planeta y nuestra salud.